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Porque no quiero reproducir exactamente lo que tengo delante de los ojos, sino que me sirvo arbitrariamente del color para expresarme con más fuerza. En fin, dejemos tranquilo esto como teoría, pero te voy a dar un ejemplo de lo que quiero decir. Quisiera hacer un retrato de un amigo artista que sueña grandes sueños, que trabaja como canta el ruiseñor, porque su naturaleza es así. Este hombre será rubio. Yo quisiera poner en el cuadro mi aprecio, el amor que siento por él. Lo pintaré, pues, tal cual, tan fielmente como pueda, para empezar. Pero el cuadro así no está acabado. Para terminarlo me vuelvo entonces un colorista arbitrario. Exagero el rubio de la cabellera, llego a los tonos anaranjados, a los cromos, al limón pálido. Detrás de la cabeza en lugar de pintar el muro trivial, pinto el infinito, hago un simple fondo del azul más rico, el más intenso que pueda confeccionar, y por esta sencilla combinación, la cabeza rubia iluminada sobre este fondo azul rico obtiene un efecto misterioso como la estrella en el azul profundo. (Cartas a Théo... 520)
2 comentarios:
precioso el cuadro y muy interesante el párrafo que has puesto. Me encanta Van Gogh :-)
Estaba completamente poseído por la LUZ.
Mis hijos van a Amsterdam en julio y visitarán el museo Van Gogh... ¡Tienen una suerte!!!!
¡Miau, un abrazo!
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