Los duendes andan por todas partes, pero los mayores no los pueden ver porque casi todos han perdido sus espejuelos para mirar con fantasía.
Los duendes son tremendos, destienden las camas, meten los dedos en las natillas que preparan las abuelas, rompen los periodicos cuando se cansan de no saber leer; pero no son malos, cuando duermen sueñan que ya son grandes y se ponen felices y cuando se despiertan buscan rápido sus espejuelos para mirar con fantasía y los guardan bien para no perderlos nunca...
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